Según su etimología, la palabra disciplina implica imponer el orden necesario para que se produzca el aprendizaje. Deriva de la palabra latina «discipulus». La disciplina en la crianza y educación de los hijos no sólo es necesaria, sino que es fundamental.
Para que sus hijos tengan un sentido sano y fuerte de la autoestima a medida que crecen, los padres deben tratar de aplicarla lo mejor posible. Debido al daño potencial que pueden causar a los niños, no hay que pasar por alto ciertos errores de disciplina.
Los niños necesitan límites y reglas para que vivan felices
El uso de la disciplina facilita la capacidad del niño para aprender y desarrollarse como discípulo. Para ello, necesita ser consciente de los límites, de las leyes que le rigen, de lo que está bien y lo que está mal, de que sus actos tienen consecuencias y de cuáles son esas repercusiones en cada situación.
Esto le permite percibir su entorno como algo familiar para él, algo que puede comprender, algo que es en gran medida estable y algo que puede manejar. Todo esto es el factor MÁS IMPORTANTE para ayudar al niño a desarrollar una sólida autoestima.
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La cuestión es que a veces se vincula incorrectamente la disciplina con el autoritarismo y el castigo exclusivamente, y éste es simplemente un método, sin duda no es bueno de aplicarlo.
Errores comunes en la disciplina que pueden perjudicar a tus hijos
Los padres deberían prestar especial atención a tres hábitos muy comunes y dejar de utilizarlos como excusa para castigar a sus hijos a diario. Son los siguientes:
– Etiquetar
Se produce cuando, en respuesta a un comportamiento que deseamos cambiar, definimos la identidad del niño de forma global y permanente. Etiquetar a los niños incluye utilizar frases como «Eres malo», «Eres vago» y «Eres desagradable».
Si bien es vital señalar las áreas en las que el niño debe mejorar, debemos tener cuidado al aplicar la disciplina de hablar sólo de la conducta y nunca del niño en su conjunto. Hacer una distinción en este punto es crucial para aumentar la autoestima.
–Amenazar
A veces, cuando estamos enojados, perdemos el control sobre lo que decimos y acabamos amenazando a los niños. Es un tipo de violencia que a veces puede ser sutil, pero que siempre es extremadamente perjudicial para la autoestima de los niños. En las peores situaciones, aterroriza de verdad a los niños, infundiéndoles miedo y haciendo que consideren su entorno inmediato como hostil y potencialmente peligroso.
– Comparar
Comparamos al niño con un hermano, un amigo o incluso con nosotros mismos cuando intentamos cambiar un comportamiento e influir en el niño para que haga lo que nosotros queremos (padre o madre). Como estamos negando al niño en favor del otro con el que lo comparamos, el mensaje y lo que implica son perjudiciales.
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Estas tres actividades se producen regularmente a diario; por ello, incluso los padres responsables que se esfuerzan por alcanzar la perfección en sus hijos, pueden sucumbir ocasionalmente a ellas bajo la presión de las rutinas. Como tienen consecuencias muy perjudiciales en la forma en que el niño construye su identidad y, por consiguiente, en el desarrollo de su auto concepto y autoestima, es crucial estar atentos para minimizarlas.
Los tipos de disciplina más duras y perjudiciales para el infante
Los padres también deben ser conscientes de que existen dos formas de castigo que son especialmente tóxicas para los niños y, en consecuencia, perjudiciales para su salud mental. Los padres no pueden permitirse cometer uno de estos dos errores.
– Ser autoritario y la disciplina fundada en el castigo
No hace más que infundir terror en el niño, que luego obedece por miedo, pero es muy diferente de lo que sugerimos anteriormente como ideal para su desarrollo. Los niños que experimentan un temor constante pueden tener ira y tendencias violentas.
– Descuido y falta de límites
Un hogar sin leyes ni limites es un entorno que conduce a que el peque sufra mucho porque no son capaces de anclarse en nada y no pueden comprender su entorno.
Educar con amor, respeto y firmeza es practicar la disciplina positiva
La disciplina positiva en la educación implica combinar la firmeza y la amabilidad teniendo en cuenta los siguientes cinco factores:
- Ser considerado, cortés y tierno con los demás. Cuidar la comunicación verbal y no verbal en todas sus formas.
- Respeto mutuo, tanto entre los adultos como entre los niños.
- Tratar los vínculos con cuidado; son el tesoro muy valioso.
- Apóyate en el niño, involúcralo y tenlo en cuenta honestamente. Hazle saber lo especial y esencial que es.
- Invierta en inteligencia emocional, lo que garantizará un control emocional eficaz.
De todo ello se derivarán naturalmente niños competentes, honorables, seguros de sí mismos, independientes, autónomos y, lo más importante, dotados de las mejores herramientas para la vida.
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